
El Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y defensor incansable de los más vulnerables, falleció este lunes 21 de abril a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano. La noticia fue confirmada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede a las 07:35 horas de Roma. Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires en 1936, fue elegido Papa el 13 de marzo de 2013. Su elección marcó una serie de hitos: fue el primer Papa jesuita, el primero de América y el primero en llevar el nombre de Francisco, inspirado en San Francisco de Asís, símbolo de humildad, paz y amor por la creación.
Durante casi 13 años de pontificado, Francisco centró su mensaje en la misericordia, la justicia social y el cuidado de la creación. Se destacó por su firme defensa de los migrantes, los pobres y los excluidos, a quienes llamó las “periferias” del mundo. Publicó cuatro encíclicas, canonizó a más santos que ningún otro Papa, y reformó profundamente la Curia Romana. Enfrentó con valentía temas sensibles como los abusos dentro de la Iglesia, el rol de la mujer, la crisis climática y la desigualdad social. “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”, dijo al inicio de su pontificado, y con esa visión guió a la Iglesia hacia una mayor inclusión y cercanía con la realidad del mundo.
Francisco también dejó una huella profunda con sus frases célebres sobre temas polémicos y urgentes. Desde su famosa “¿Quién soy yo para juzgar?” al referirse a las personas homosexuales, hasta su denuncia del “capitalismo salvaje” y su crítica a las guerras: “Por favor, nunca más la guerra”, clamó durante el conflicto en Ucrania. Se manifestó a favor del cuidado del medioambiente como un acto de justicia intergeneracional, pidió igualdad para las mujeres, y sostuvo que ignorar a los migrantes “lastima la dignidad de muchos hombres”. Su voz fue una brújula moral en medio de grandes crisis globales, incluida la pandemia de COVID-19, durante la cual ofreció una histórica oración en una Plaza de San Pedro vacía.
El funeral del Papa Francisco se celebrará bajo un rito reformado que él mismo instituyó, con la intención de alejarse de pompas mundanas y acercar la ceremonia al mensaje cristiano de humildad. Su cuerpo será expuesto directamente en la Basílica Vaticana, sin catafalco ni báculo papal, y su deseo fue ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor. Tras sus exequias y los nueve días de luto, los cardenales se reunirán en Roma para iniciar el cónclave que elegirá a su sucesor. Francisco se despidió de este mundo como vivió: como un pastor cercano al pueblo, guiado por la fe en Cristo resucitado y el deseo de una Iglesia que camine junto a los más necesitados.
