
El gobernador de Texas, Greg Abbott, celebró un momento histórico en el ámbito educativo del estado tras la aprobación del Senate Bill 2 y el House Bill 2 por parte del Congreso estatal. El SB-2 establece un programa universal de elección escolar que permitirá a las familias redirigir hasta el 85% del financiamiento público por alumno —aproximadamente $10,000 por estudiante— hacia escuelas privadas u otras alternativas educativas. Por primera vez en la historia de Texas, ambas cámaras legislativas aprueban una medida de esta magnitud, otorgando a los padres la libertad de elegir el entorno educativo que mejor se adapte a las necesidades de sus hijos. Paralelamente, el HB-2 contempla una inversión sin precedentes de $7.7 mil millones de dólares para fortalecer el sistema de educación pública, incluyendo aumentos en la asignación básica por estudiante y mejoras salariales para los maestros.
Sin embargo, la aprobación de ambas leyes provocó un fuerte debate entre legisladores republicanos y demócratas. Mientras líderes del Partido Republicano, como el presidente de la Cámara Baja, Dustin Burrows, aseguran que estas reformas complementan el sistema actual al brindar más opciones a las familias, los demócratas, como los representantes Gene Wu y James Talarico, advierten que podrían desfinanciar y desmantelar el sistema público que actualmente atiende a 5.4 millones de estudiantes. Además, durante las votaciones en el Capitolio, cerca de 200 personas se manifestaron en contra del SB-2, exigiendo la protección del sistema educativo público como un espacio inclusivo y equitativo. Aunque el SB-2 ya fue aprobado por ambas cámaras, deberá regresar al Senado debido a modificaciones recientes, y de no alcanzarse un acuerdo, una comisión bicameral será la encargada de definir la versión final. Abbott reiteró su compromiso de firmar estas leyes, asegurando que representan un avance fundamental para el futuro educativo de Texas.
