¿Por qué no deberías hacer comentarios sobre el aspecto físico de tus hijos?
Algunas frases bien intencionadas pueden dañar la autoestima infantil más de lo que imaginas.
A veces, sin darnos cuenta, comentamos sobre el cuerpo de nuestros hijos con frases como “qué flaquita estás” o “te estás poniendo gordito”. Aunque lo digamos con cariño, estas palabras pueden afectar profundamente la forma en que los niños se ven a sí mismos y entienden su valor.

La psicóloga infantil Nerea López advierte que al enfocar la atención en el aspecto físico, incluso de forma positiva, se transmite la idea de que el valor personal depende de la apariencia. Esto puede hacer que los niños crean que no son suficientes si no cumplen con ciertos estándares físicos.
¿Qué consecuencias puede tener?
Daño en la autoestima desde la infancia
Inseguridad al compararse con otros
Desarrollo de complejos o trastornos alimentarios
Tendencia a juzgar a los demás por su apariencia
La especialista en trastornos de la conducta alimentaria Alicia Alemán agrega que muchos casos de estos trastornos tienen antecedentes de comentarios sobre el cuerpo dentro del entorno familiar.
¿Qué podemos hacer como padres o cuidadores?
1. Elogia lo que hacen, no cómo se ven
Frases como “qué valiente fuiste hoy” o “me encantó cómo resolviste ese problema” ayudan a construir una autoestima más sólida que un simple “qué guapo estás”.
2. Evita hablar de peso, dietas o cuerpos ajenos
Incluso los comentarios sobre nuestro propio cuerpo influyen en ellos.
3. Destaca las capacidades, no la apariencia
Enséñales a valorar su cuerpo por lo que puede hacer: correr, abrazar, aprender, jugar, moverse, crear.
4. Promueve hábitos saludables con amor, no con vergüenza
Habla de cuidar el cuerpo como un acto de autocuidado, no como una obligación estética.
5. Escucha y acompaña
Si un niño expresa inseguridad sobre su cuerpo, escúchalo sin juzgar y ayúdalo a reformular sus pensamientos desde el respeto y la aceptación.
Conclusión
Las palabras importan. A veces, lo que decimos sin pensarlo puede quedarse grabado por años. En lugar de enfocarnos en cómo lucen, enfoquémonos en cómo se sienten, en lo que hacen y en quiénes son. Así ayudamos a formar personas seguras, libres y con una autoestima sólida desde el respeto.