El sexo no debería ser doloroso. Esto es lo que debes hacer si lo es
El dolor durante las relaciones sexuales puede tener múltiples causas, muchas de ellas relacionadas con la tensión en los músculos del suelo pélvico. Esta condición, que también puede generar incomodidad durante exámenes ginecológicos o al usar tampones, puede estar influenciada por factores como el estrés, traumas previos, cirugías, o incluso la postura corporal. Según la fisioterapeuta Anna Falter de la Cleveland Clinic, esta tensión puede extenderse a otras zonas como el cuello, la espalda baja o las caderas, afectando indirectamente la salud sexual. Además, los cambios hormonales —como los que ocurren durante la menopausia o el posparto— pueden provocar sequedad vaginal, incrementando el malestar.
Afortunadamente, existen tratamientos eficaces. La terapia física del suelo pélvico, incluyendo técnicas como la liberación de puntos detonantes y ejercicios de alargamiento muscular, puede reducir el dolor y restaurar la comodidad. Falter destaca también la importancia del apoyo de la pareja y la conexión emocional: la comunicación abierta, los gestos afectivos y la intimidad no sexual son claves para mantener un vínculo fuerte durante el proceso de recuperación.
